lunes, septiembre 28, 2015

Plutón en el crepúsculo

Los curiosos parecidos entre Plutón y la Tierra cuando el Sol se alza o se esconde detrás del horizonte.

Cuando la New Horizons miró hacia atrás, pocas horas después del momento del encuentro, y observó el hemisferio nocturno, la imagen no podía ser más fascinante. Su disco estaba rodeado por un halo brillante, la tenue luz reflejada por su aún más tenue atmósfera, y que se extendía hasta más de 100 Kilómetros por encima de la superficie. Sabíamos de su existencia, siendo precisamente el motivo por el cual era tan imperativo lanzar una sonda exploradora hacia este pequeño mundo, para así llegar antes del esperado colapso, cuando al alejarse de nuevo del Sol a causa de su órbita tan elíptica, las temperaturas bajaran y esta precipitara totalmente, como predecían los modelos climáticos del momento.

Pero lo que nadie esperaba era algo tan llamativo: La luz del Sol se filtraba a través de una atmósfera llena de innumerables capas de niebla, e incluso áreas que debía encontrase sumidas en una oscuridad total por las sombras de las enormes montañas estaban iluminadas por una luz difusa, que fluía través de los espacios entre ella para caer oblicuamente sobre bancos de neblina a baja altitud, revelándose como rayos luminosos en el cielo. La atmósfera de Plutón es una extremadamente tenue piel de Nitrógeno, monóxido de carbono y gas Metano, pero eso lo le impide estar impregnada de neblinas compuestas de partículas orgánicas, que como las partículas de polvo y vapor de agua en la Tierra, dispersan la luz del ocaso en forma que nos resulta extrañamente familiar. Pocos (si es que alguno) esperaba que un lugar tan ajeno, remoto y hostil como Plutón fuera tan familiar en el crepúsculo. 

Es uno de los no pocos misterios y sorpresas que nos estaba reservando este mundo, inesperadamente extraño, de una diversidad que desafía toda lógica y, al mismo tiempo, con elementos que lo hacen más parecido a la Tierra de lo que nadie podía imaginar. Ciclos climáticos diurnos y rayos crepusculares son 2 de los que más llamaron la atención, con el permiso de los glaciares de Nitrógeno en movimiento.

El estudio de las imágenes, que dejando de lado su belleza son también un cofre del tesoro de datos científicos, han mostrado que el cielo de la tarde de Plutón es más brillante que el cielo de la mañana, lo que sugiere que las brumas y su distribución están controlados por procesos diurnos, cada vez más concentrados en el transcurso de las horas diurnas, para disiparse cuando llega la oscuridad. Tal vez las partículas de neblina llueven suavemente sobre la superficie a través de la noche, haciendo que adquiera su distintivo color rojizo, o tal vez otros procesos atmosféricos actúan para mover y concentrar la bruma.

Por otra parte, también llamaron la atención los sutiles rastros brillantes que se adentraban mucho más allá de donde la luz solar alcanzaba. Sus características encajan con lo que conocemos como "rayos crepusculares", emitidos entre los huecos en la topografía cerca del terminador. En pocas palabras, podríamos estar viendo los rayos del Sol en el cielo crepuscular de Plutón.

El ejemplo más espectacular e inequívoco vino justo de su versión opuesta: Largos y estrechos rayos de sombra proyectada en una bruma por otra parte brillante. Su presencia indica que no se limitan a alta altitudes. Algunos deben moverse en contacto con la superficie, similar a una capa de nubes bajas o un banco de niebla terrestre. Las mismas imágenes revelaron muchos más capas finas de bruma a gran altura, incluyendo estructuras discontinuas que podrían haber sido "esculpidas" por ondas atmosféricas. Nuevamente los parecidos con la Tierra resultan nuevamente fascinante.

Imágenes para convertir a la neblina de la atmósfera en una foto horizontal, y así estudiar el efecto que tiene en el horizonte del planeta, con los rayos crepusculares (Sunbeans) extendiéndose más allá de donde deberían hacerlo si no fuera por la presencia de neblina atmosférica.

La versión opuesta, los rayos de oscuridad que se extienden en el ocaso y se funden con la noche. Tampoco eso sería posible sin la existencia de nieblas a poca altura, si es que no se mueven por ella, como campos de neblina parecidas a las que en ocasiones se forman en La Tierra.

Rayos crepusculares y anti-crepusculares, las dos caras de la misma moneda, fruto tanto de los accidentes del terreno como, que en en el caso de La Tierra es la principal, por la presencia de nubes. Estos son visibles por la presencia de partículas en suspensión.

Sin presencia de algún tipo de capa de niebla o neblina en suspensión que dispersara la luz, la parte nocturna de Plutón debería estar sumida en una oscuridad total. Pero si aumentados el brillo de la imagen vemos que esta se hace visible, ya que recibe aunque sea una cantidad minúscula de luz solar, como ocurre en la Tierra, donde el ambiente sigue cargado de luz incluso cuando el Sol ya se encuentra por debajo del horizonte.
 
Plutón al atardecer, en una de las imágenes más hermosas de la historia de la exploración espacial. Y llena de información científica.

A la izquierda la neblinosa atmósfera de Plutón vista por la New Horizons horas después del encuentro. A la derecha, la misma imagen con la resolución aumentada, que permite captar hasta que punto está estratificada,

El encuentro de Plutón por parte de la New Horizons incluyó el paso de este primero por delante del Sol, permitiendo ver su atmósfera a contraluz. Evidentemente no fue una casualidad, ya que la trayectoria había sido diseñada para lograr tan situación, y los resultados no pudieron ser más revelador. 

Pluto at Twilight

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