jueves, diciembre 15, 2016

Un pasado que nos llama

Curiosity desvela nuevos detalles de la evolución climática de Marte y refuerza la idea de su antigua habitabilidad. 

El cráter Gale fue escogido por una única pero enorme razón de peso. Tan enorme como una montaña de varios Kilómetros de altura, la que precisamente se eleva en su centro, y que lejos de ser el típica elevación del terreno posterior a un gran impacto, cuando la corteza "rebota" después de haber sido violentamente comprimida, formando los picos que vemos, por ejemplo, en los cráteres lunares, es una enorme acumulación de sedimentos, que en su momento llegaron a llenarlo por completo y con el tiempo y la lenta pero constante erosión ejercida por el viento, termino adquiriendo su forma actual. Se le conoce popularmente como Aeolis Mons, y es por los procesos que lo formaron un libro abierto a los primeros tiempos del planeta rojo. Resulta más que compresible que fuera el lugar elegido para hacer a Curiosity, por delante de otros igualmente fascinantes. Pero de rover solo había uno.

Y el tiempo está dando la razón. Después de un largo viaje por las llanuras que rodean la montaña, para así alcanzar su "puerta de entrada", una zona de paso entre los  oscuros campos de dunas que, como una barrera, se interponían entre Curiosity y su meta, ahora finalmente está afrontando su auténtica misión, observar, estudiar y analizar las diversas capas de Aeolis Mons y, a medida que se ascendiera, desvelar las diferencias geológicas y químicas. O lo que es lo mismo, ver como el propio medio ambiente de Marte evolucionaba a lo largo del tiempo. Y con ello tener una idea más clara de su pasada habitabilidad.

Porque esa visión de un mundo habitable (para formas de vida simple al menos) se ve ahora reforzada. Los últimos resultados presentados por los científicos de Curiosity, que nos pintan una imagen compleja de la región, donde las aguas subterráneas y su interacción con el entorno llevaron a depositar sedimentos arcillosos y diversos minerales a lo largo del tiempo. Como explicó John Grotzinge, profesor de geología del Caltech, este tipo de situación es favorable en cuanto a la habitabilidad:"Hay tanta variabilidad en la composición en diferentes elevaciones, que hemos conseguido un premio mayor. Una cuenca sedimentaria como ésta es un reactor químico. Los elementos se reorganizan. Nuevos minerales se forman y los viejos se disuelven. Los electrones se redistribuyen. En la Tierra, estas reacciones apoyan la vida".

Por ejemplo, las muestra recientemente obtenidas y analizadas por Curiosity mostraron mayores cantidades de hematita, minerales arcillosos y Boro. Todo esto proporciona pistas muy interesantes. La presencia de esta primera sugiere condiciones más cálidas y más interacción con la atmósfera. También indica que se han producido cambios ambientales, en los que la oxidación del hierro fue en aumentó con el paso del tiempo. Este proceso, en el que más electrones se pierden a través de intercambios químicos, puede proporcionar la energía necesaria para la vida.

La detección del Boro, aunque sea en cantidad muy pequeñas, dentro de venas compuesta principalmente de sulfato de calcio (fruto de la filtración del agua), es igualmente enigmática. En la Tierra, este elemento se asocia con sitios áridos donde el agua se ha evaporado, como pudo pasar con un posible gran lago. Ninguna misión anterior lo han detectado jamás, pero da lugar una imagen muy interesante de cómo el ambiente, al menos en Gale, cambió con el tiempo:"Las variaciones en estos minerales y elementos indican un sistema dinámico. Interactúan con las aguas subterráneas, así como con las aguas superficiales. El agua influye en la química de las arcillas, pero la composición de esta también cambia. Estamos viendo una complejidad química que indica una larga historia interactiva con el agua. Cuanto más complicada es la química, mejor es para la habitabilidad. Los minerales de boro, hematita y arcilla subrayan la movilidad de los elementos y electrones, y eso es bueno para la vida".

Cada vez profundizamos más en la historia de Marte, desvelando más de su pasado, y en cada paso su aparente complejidad se hace mayor. Nuestro maravilloso viaje hacia el planeta rojo continúa.

Como creemos que fue el ambiente de Gale hace unos 3.500 millones de años, con las aguas subterráneas filtrándose hacia el fondo de la meseta, transportando sedimentos, en un estado dinámico de continuo movimiento que favorecería las condiciones para la vida.

Los últimos análisis de Curiosity, en este caso a través de ChemCam, han desvelado la presencia de Boro. Como y el significado de ello aún no está del todo claro, pero nuevamente apunta hacia ambientes más cálidos, al menos en Gale.

El lento pero metódico avance de Curiosity, realizando diversas perforaciones y análisis de material. 

Martian Mineral Points Toward Past Habitability

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