jueves, marzo 23, 2017

Las mil caras del cometa

Así cambió 67P/Churyumov–Gerasimenko durante su aproximación al Sol.

Ya han pasado el tiempo desde que la ya legendaria sonda Rosetta puso final a su larga odisea, una aventura maravillosa durante la cual acompañó a este cometa en su viaje alrededor del Sol, pudiendo observar desde un punto de vista absolutamente privilegiado su despertar, la expansión de su actividad hasta llegar a su clímax, y posteriormente como lentamente se fue apagando. En resumen, por primera vez disponemos de una observación completa, continua y desde corta distancia, del "ciclo vital" de un cuerpo celeste de esta clase. Un torrente de imágenes y datos científicos, un mar de información donde los investigadores sigue buceando hoy día, como si de una exploración virtual se tratara destinada a no terminar nunca del todo.

Y como resultado se siguen publicando estudios a partir del legado de Rosetta. Los dos últimos, publicados en Science y Nature Astronomy, resumen los cambios vividos en la superficie del cometa, donde la intensa actividad se tradujo en numerosas fracturas en crecimiento, colapsos de acantilados y enormes rocas rodantes. El material en movimiento enterró algunas características en la superficie del cometa mientras dejaba al descubierto otras, algo esto último que podría estar relacionado con los estallidos observados durante los momentos de actividad máxima."A medida que los cometas se acercan al Sol, exhiben cambios espectaculares en su superficie", explia Ramy El-Maarry, miembro del equipo científico de Rosetta "Esto es algo que no pudimos apreciar realmente antes de esta misión, que nos dio la oportunidad de mirar un cometa en ultra alta resolución por más de dos años".
  
La mayoría de los cometas orbitan nuestra estrella en órbitas altamente elíptica,s que les hacen pasar la mayor parte de su tiempo en el sistema solar externo, donde las temperaturas extremadamente frías los mantiene "dormidos". Cuando finalmente se aproximan, la luz solar comienza a calentar el hielo, tanto superficial como subterráneo, hasta que finalmente puede sublimarse rápidamente (directamente de sólido a gas). Este proceso puede ocurrir con grados variables de intensidad y escalas de tiempo, provocando que la superficie cambie rápidamente. Entre agosto de 2014 y septiembre de 2016, fue esto lo que Rosetta pudo observar con pleno detalle.

"Vimos el colapso de un enorme acantilado y como una gran grieta en el cuello del cometa se hizo más y más grande, indicando que el cometa podría dividirse algún día", explica El-Maarry, indicando que se había ampliado unos 30 metros desde la llegada de Rosetta. "Y descubrimos que piedras del tamaño de un camión grande podrían ser movidas a través de la superficie varios centenares de metros". Ese fue el caso de una gran roca, de unos 30 metros de diámetro y una masa estimada de 130.000 Kilogramos, que se desplazó 140 metros desde su posición inicial, posiblemente por efecto de varios estallidos de actividad registrados en sus inmediaciones.


"Entender cómo los cometas cambian y evolucionan con el tiempo no da una idea importante de los tipos y la abundancia de helados que contienen, y cuánto tiempo pueden permanecer cerca del Sol antes de perder todo el hielo y convertirse en bolas de polvo. Esto nos ofrecerá un mejor entendimiento de las condiciones existentes en el Sistema Solar temprano, y posiblemente también como empezó la vida". Rosetta y Philae duermen ya en la superficie de este cometa, pero sus descubrimientos están lejos de haber terminado. Día a día, año a año, el estudio de toda la información que lograron reunir y enviarnos durante esa etapa maravillosa seguirá ofreciéndonos nuevas sorpresas, desvelando las mil caras del cometa.

Una de los mayores estallidos de actividad registrados por Rosetta para que estuvo relacionada directamente con el derrumbe en un acantilado en la región de Seth, en el lóbulo mayor, que dejó al descubierto materiales volátiles que se sublimaron de forma explosiva.

Otros ejemplos de colapsos en los barrancos de Churyumov–Gerasimenko.

La gran roca de 30 metros de diámetro que la actividad del cometa desplazó unos 140 metros de su posición original. Aunque la tenue gravedad facilitó el movimiento, no deja de ser un salto espectacular.

Una recopilación de los innumerables cambios registrados por Rosetta en la superficie del cometa  

El derrumbe de un acantilado desvela el interior del cometa

The Many Faces of Rosetta's Comet 67P

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