miércoles, enero 17, 2018

Vida busca vida

¿Como buscará el rover ExoMars señales biológicas?

En 2020, si no acontece un nuevo aplazamiento, la Agencia Espacial Europea afrontará su misión más ambiciosa y arriesgada, la segunda y definitiva etapa del proyecto ExoMars, cuyo primer paso se completó con notable éxito a finales de 2016, aunque no total. La sonda orbital se encuentra en perfecto estado y completando los pasos finales para llegar a su órbita definitiva, desde la cual ofrecerá cobertura al rover que está por llegar. No tuvo tanta suerte con el módulo Schiaparelli, cuyo fatal destino esperamos que haya servido para aprender de sus errores. Lo primero era una prueba, dentro de dos años no habrá ya una segunda oportunidad.

Si lo consigue, si pone sus ruedas en la superficie marciana, su gran metas es encontrar señales de vida, aunque centrada en señales químicas de la ya extinguidas, si es que floreció en algún momento. Si bien no es del todo imposible que pueda existir hoy día, debido a que, por muy extremas que sean las precauciones que se tomen en cuanto, el riesgo de que pueda contaminar el planeta con microbios de la Tierra no es completamente nulo, no se le permitirá acercarse a los sitios donde se cree que es posible que existan microbios en la actualidad. Eso ya será trabajo de exploradores humanos. Aunque pueden haber encuentros inesperados.

En la Tierra, la vida deja su marca constantemente. Sin embargo, hay una serie de factores a tener en cuanto se busca vida en Marte. El primero es que se buscan microorganismos unicelulares, invisibles a simple vista. Esto se debe a que es improbable que la vida en Marte haya progresado en el camino evolutivo mucho más allá de ese nivel. Nuestro mundo fue un mundo de vida unicelular durante dos mil millones de años o más.

Otro problema es que se busca señales de algo que habría existido hace tres o cuatro mil millones de años. Y en ese amplio abanico temporal pueden haber ocurrido muchas cosas: Las rocas que conservan las evidencias pueden erosionarse, o enterrarse más allá de su alcance. Afortunadamente, Marte no tiene placas tectónicas, el constante cambio y reciclaje de la corteza que tenemos en nuestro planeta, lo que significa que es básicamente una cápsula del tiempo geológica. De lo contrario las opciones serían mínimas.

Por todo ello la meta soñada, más allá de un encuentro directo que nadie espera, es el hallazgo de los compuestos que quedan atrás por la descomposición de la vida. Estos son diferentes a los orgánicos llegados, por ejemplo, en  meteoritos, o aquellos, como el metano, que pueden ser producidos tanto por procesos geológicos como biológicos. Ningún compuesto, por si solo, probará que la vida existió alguna vez, pero la conjunción de diversos elementos que terminen "traicionando" su origen biológico.

Los lípidos y los aminoácidos, por ejemplo, son componentes fundamentales de los seres vivos, pero también existe sin que la vida tenga nada que ver. La diferencia radica en encontrar evidencias que muestre un proceso de selección. Los lípidos que dejan atrás las membranas celulares al degradarse probablemente tendrán un rango de tamaño limitado. Del mismo modo, los aminoácidos existen de forma natural en formas zurdas y diestras (como los guantes), pero por alguna razón la vida solo utiliza las formas zurdos. Si se encuentran solo en esa disposición, estaremos ante un momento histórico.En todo esto (MOMA) (Mars Organics Molecule Analyser), el mayor de los instrumentos de ExoMars, será clave.

¿Y fósiles visibles en el registro de rocas? Cuando las condiciones lo permiten, las "esteras microbianas" (comunidades de microorganismos de varias capas) pueden intercalarse con sedimentos finos, produciendo estructuras morfológicas características en las rocas que se forman posteriormente. Así que no es imposible, aunque como algo así necesita condiciones ambientales muy concretas sería extraordinario que precisamente se encontrara en la pequeña zona por el que ExoMars se moverá. Pero nunca digas nunca.

Lo que si se puede afirmar es que 2020 será el año donde finalmente podríamos tener la respuesta. Si ni ExoMars ni el Mars2020 de la NASA encuentran nada las opciones se reducirán al mínimo, refugiándose en la esperanza de que, simplemente, no aterrizaron en el lugar correcto o que la vida se esconde fuera de su alcance, quizás demasiado subterránea para alcanzarla. Si por el contrario la respuesta es positiva, nuestra posición en el Universo habrá cambiado para siempre.

Un ejemplo de capas formadas por microorganismos. Su huella sería evidente incluso visualmente.

MOMA, el mayor instrumentos de ExoMars y clave en la búsqueda de señales dejadas por la vida.

Un prototipo del ExoMars. 

ExoMars Rover Will Drill Deep Into Mars to Search for Life

2 comentarios:

Anton dijo...

Se sabe cuando empiezan a construirlos? Estamos en 2018 y no se sabe mucho...

Tokaidin dijo...

No, la verdad es que apenas sabemos nada. La ESA le falta esa capacidad de comunicación que si tiene la NASA. Supongo que los próximos meses ya sabremos algo más concreto.